Sábado de noche, y yo en mi casa.
Estoy deprimida, esa es la razón. No por una causa ajena a mi, estoy deprimida por mi cobardía, y mis prejuicios.
No estoy arrepentida, creo que tomé la decisión correcta, pero aún así estoy triste.
A veces me pregunto que puede estar mal dentro de mi cabeza loca, (mas bien, que es lo que esta bien?).
Quiero tomar las palabras de Spencer Johnson en su célebre ( y algo sobrevalorado) best seller: ¿Qué harías si no tuvieras miedo?
De entrada, tomar todos mis prejuicios y quemarlos en una hoguera, pero público querido, esto no es tan simple como el solo hecho de decirlo: es como decirle al adolescente "no seas rebelde" (y sabiendo que esa actitud se quitará en algún momento), es algo que no puede evitar.
En fin.
Por lo pronto, estoy triste. Y no puedo evitarlo.
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